Top 10 compases de Viena
Esta ciudad, bañada por el Danubio y al abrigo de los Alpes, es conocida como la capital musical de Europa. Del imperio austrohúngaro le viene ese aire majestuoso que respira su centro histórico, declarado por la Unesco como un lugar Patrimonio de la Humanidad. Por los hermosos jardines de sus grandes palacios pasea la silueta invisible de la emperatriz Sissi y en sus numerosos escenarios musicales se balancea la burguesía a ritmo de vals. Las tardes de Viena están asociadas a la ópera y los altos en el camino al café vienés acompañado de la exquisita tarta sácher. Su nombre está unido a grandes compositores como Mozart o Strauss y también a grandes museos. La denominada por los romanos como ciudad blanca es culta, romántica y monumental.
1.Ópera del Estado: Staatsoper
Hablar de Viena y no conversar con la ópera es como volar por el cielo de Madrid y no saludar a la diosa Cibeles. Este templo de la música fue bautizado por Don Giovanni de Mozart, allá por 1.869. Tras pasarle por encima la Segunda Guerra Mundial, resurgió de sus cenizas en 1955, siendo testigo de este su segundo bautizo Fidelio, uno de los hijos musicales de Beethoven. Durante una noche del mes más corto del año, el teatro se convierte en un gran salón para acoger en su seno el tradicional Baile de la Ópera que, sin duda, es la fecha más en rojo del calendario social vienés. Absténgase de acudir quienes piensen que vals es el apócope de valles o quienes pierdan el paso cada dos por tres.
2.Casa de cuento: Hundertwasserhaus
Si te gustan las fachadas multicolores, los árboles por los tejados, la vegetación subiéndose por las paredes, las ventanas de distinto padre, los azulejos en plan decorativo y la asimetría a sus anchas, no puedes perderte esta casa de cuento con la que Hundertwasser, el Gaudí austríaco, pretendió lograr la armonía entre la naturaleza y el hombre. A ello contribuye el brillo de variada tonalidad de los pilares así como la fuente situada a la entrada del edificio. Contemplando este rompecabezas residencial durante unos minutos se llega a la conclusión que otro mundo es posible. Aunque su localización no es fácil, recomiendo ir a su encuentro.
3.Rathaus: Ayuntamiento
El Ayuntamiento es vecino del Parlamento, del Teatro Nacional y de la Universidad y todos juntos forman un cuarteto arquitectónico de primer nivel. El edificio neogótico que lo cobija está inspirado en la Grande Place de Bruselas. Al frente del batallón de arquerías está la torre central acompañada de sus cuatro damas de honor, todas ellas de figura muy estilizada. Corona la torre principal el Rathausmann, un caballero que porta un estandarte y que se ha convertido en uno de los emblemas de la ciudad. Ahora bien, es por las noches con la luz de los focos cuando el consistorio vienés alcanza su máximo esplendor.
4.Nationalbibliothek: Biblioteca Nacional
De orígenes palaciegos, más que una biblioteca es un museo en el que los libros, contagiados por la belleza que desprenden los frescos del techo, duermen plácidamente en literas de madera de castaño y su sueño es vigilado de cerca por las estatuas de mármol que dominan este territorio del saber. Si a ello se agrega su sonrisa barroca, el dorado de sus elementos decorativos, muy especialmente el de los capiteles de las columnas, y la universalidad de los globos terráqueos que la adornan, el resultado no es otro que una de las bibliotecas más bonitas del mundo. Al palacio Hofburg, en el centro de la ciudad, le cabe el sagrado honor de albergar este tesoro del conocimiento.
5.El beso de Gustav Klimt
Este ósculo envuelto en pan de oro es de los que hacen corro a su alrededor, como el que a diario se forma en el Belvedere. Corresponde a la etapa dorada del autor y es su obra más conocida. Según la interpretación más extendida, recoge el momento en que el dios Apolo besa a la ninfa Dafne que se está transformando en laurel. Esta escena mitológica es relatada por el poeta romano Ovidio en el poema Las metamorfosis. En este cuadro simbolista, las figuras geométricas, los estampados, los motivos sugerentes y la atmósfera erótica, inundan de color el techo apasionado que sobre un suelo de flores tocan los amantes. Como en tantas ocasiones, lo que cuenta es la imaginación del espectador.
6.Café Central
Cámara del Palais Ferstel, ateneo de los intelectuales, universidad del ajedrez en el primer tercio del siglo pasado, domicilio del poeta Peter Altenberg, diván de Sigmun Freud, refugio de León Trotsky durante su exilio, piano bar y, en definitiva, una cafetería cuyo presente se nutre de su prestigioso pasado. Sus pilares de mármol, sus techos arqueados y sus lámparas colgantes atraen cada año a numerosos turistas que suspiran por degustar la tarta sácher en un ambiente distinguido. Así se expresó el escritor Alfred Polgar en su "Teoría del Café Central": "El Central no es una cafetería como el resto de las cafeterías, sino una forma de ver el mundo. Ahí queda eso.
7.Casa Mozart: Mozarthaus
En la casa museo de este precoz compositor y pianista, quien a la temprana edad de cinco años ya tocaba muchas teclas y a la de seis, con el violín en las manos, tenía cuerda para rato, se respira música por todos los rincones. Aunque su talento musical dejó de latir muy pronto, su influencia llega hasta nuestros días, siendo fuente de inspiración para artistas de las diversas ramas del arte. Recorriendo las distintas estancias de la casa y dejándose llevar por la magia del lugar se puede oír el sonido de la Flauta Mágica amenizando las Bodas de Fígaro, los pasos de Don Giovanni por las grutas del placer y el contraste de las notas fúnebres de la Misa de Réquiem.
8.Mercado: Naschmarkt
Cuando el día comienza a desperezarse abre las puertas imaginarias este mercado al aire libre que te permite dar la vuelta al mundo rebajando en mucho la marca de Julio Verne. El producto internacional te asalta no solo a la vuelta de cada puesto sino también sobre el mantel de los pequeños restaurantes que comparten cielo abierto con aquellos. Frutas, flores, verduras, especias, carne, pescado, dulces, exquisiteces y un sinfín de alimentos satisfacen los sentidos, tanto de los nativos como de los foráneos, hasta la puesta del sol en que se despiden de su público hasta el día siguiente. La oferta alcanza su momento cumbre los sábados con la instalación de un rastro justo al lado del mercado.
9.Iglesia de San Carlos Borromeo: Karlskirche
La construcción de esta iglesia barroca obedece al cumplimiento de una promesa realizada por el emperador Carlos VI a raíz de la peste que azotó a los vieneses a principios del siglo XVIII. Librada la ciudad de la epidemia, el soberano levantó este templo en honor de San Carlos Borromeo, patrón de la lucha contra la peste. Es una especie de ornitorrinco arquitectónico pero mucho más agraciado, pues su cara porticada es griega, sus extremidades en forma de columnas son de inspiración romana y ornamentación oriental y en sus adentros se encuentran huellas de influencia china. Los frescos de la cúpula, el altar mayor y el púlpito la consagran como uno de los monumentos más visitados de Viena.
10.Club de música: Musikverein
En este club de música el cristal, la piedra, el metal y la madera dan nombre a otras tantas salas de conciertos, pero es la sala dorada, reconocida por su calidad acústica, la que todos los años se hace con el premio de la popularidad en el certamen de Año Nuevo. El 1 de enero de cada año, la Orquesta Filarmónica de Viena se hermana con la familia Strauss y exhibe su virtuosismo ante medio mundo que, contaminado por el buen humor del recital y por la alegría de tan señalada fecha, acaba aplaudiendo al compás de la Marcha Radetzki. En el interior del Musikverein educó su oído el compositor y director de orquesta Gustav Mahler y en sus aguas musicales se desborda el Danubio azul cada tres por cuatro.