10 hitos sobre el 23-F
23 de febrero de 1981, un día para la historia de España
El 23 de febrero de 1981, ha pasado a la historia como un Golpe de Estado realizado por parte de algunos miliares en España. A las 18:20 horas, irrumpe en el hemiciclo de los diputados el Teniente Coronel Antonio Tejero y grita: "quieto todo el mundo". Todo finaliza el 24 de febrero a las 12:15 horas del mediodía. El Tribunal Supremo condenó como principales responsables al Teniente Coronel Antonio Tejero, al Teniente General Jaime Milans del Boch y al General Alfonso Armada.
El escritor Jesús Palacios en su libro 23-F, el Rey y su secreto, nos aporta otra visión de hechos. Sostiene que lo que derivó en el 23F, no fue un intento de golpe involutivo, sino una operación especial de corrección del sistema, que fue ampliamente consensuada con la clase política e institucional. El objetivo principal era corregir el proceso autonómico, reformar el Título Octavo de la Constitución y cambiar la Ley Electoral que primaba a las formaciones políticas del nacionalismo vasco y catalán.
Los documentos del 23-F a día de hoy, siguen siendo secretos.
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La mañana del 23-F, los Reyes decidieron que sus hijos no fueran a sus colegios.
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Todas las unidades de la Primera Región Militar, División Acorazada, Brigada Paracaidista, Grupo de Operaciones Especiales, mantuvieron acuartelados a sus soldados horas antes que Tejero asaltara el Congreso de los Diputados.
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La AOME (Agrupación Operativa de Misiones Especiales), perteneciente al CESID, tenía todo dispuesto para que miembros del Servicio Especial de Agentes (SEA), abrieran paso hasta el Congreso a la fuerza de Tejero.
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Todos los que participaron creyeron que actuaban bajo las órdenes del Rey. Tejero entró en el Congreso con el grito "en nombre del Rey". Millans levantó su región militar y dicto un bando decretando el estado de excepción quedando a las órdenes del Rey. El general Armada dijo "estuve a las órdenes del Rey".
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Las grabaciones telefónicas que se hicieron aquella tarde-noche y madrugada entre la Zarzuela y el Congreso, Cuartel General del Ejército, sede Junta de Jefes de Estado Mayor, capitanías generales "desaparecieron". El ministro de Interior Juan José Rosón llegaría a decir que su contenido era dinamita, y que lo mejor para la estabilidad de la democracia era que jamás se conocieran.