10 anécdotas de Emilio Aragón "Miliki"

En los años de la posguerra civil española, habían iniciado una gira con el Gran Circo de la Alegría. Tras visitar Sevilla, Málaga y Algeciras, cruzaron el estrecho para actuar en las ferias de Ceuta, Tetuán y Tánger. Matías el director de la orquesta del circo, compró relojes Cauny y Omega cuyo costo era 140 pesetas; luego los vendería en la península a 1000 pesetas. Para pasar la aduana en la frontera, introdujo los relojes en los peinados de 14 bailarinas que formaban parte del circo. Una de las bailarinas le dijo que llegó a pasar 12 relojes dentro del peinado.

Estando en Cuba, viajaban en su propio tren. En una ocasión, se encontraba Miliki con el segundo capataz del espectáculo recorriendo en lugar donde se había desarrollado el espectáculo; viendo que hubiese quedado todo limpio y recogido. Cuando se iban a ir, un cubano de unos sesenta años les llamo:
- ¿Son ustedes del circo?
- Si ¿Por qué?
- Pues verá, anoche, al terminar la función, me tomé unos tragos de ron y me acosté debajo de la grada. Al poco rato se me acerco uno de sus hermosos perros negros, se acurrucó junto a mí y como ha sido una noche fresca, hemos dormidos juntitos, dándonos calor. 
El cubano se fue, Miliki y el segundo capataz se miraron aterrados, no era un perro negro, sino la pantera Sussi. Llamaron al domador de fieras, que cogió un revolver y fabricó un artilugio con cuerdas. Pudieron atrapar a la pantera, y no hizo falta dispararla. 

En 1953, les llamó el director de Psiquiatría del Hospital Infantil de la Habana.
- ¡Necesitamos su colaboración para salvar la vida de una niña!
Una niña de 9 años debía de ser operada con anestesia local, y ella se negaba. Sólo aceptaba, si los cirujanos eran Fofó y Miliki. Sin perder un segundo, recogen su disfraces y maquillajes, y se dirigen al hospital. Fofó se pone una bata de médico enorme y Miliki una estrecha. Comenzaron la actuación mientras la niña era operada. El médico les advirtió que un momento de la operación, la niña sentiría una fuerte y dolorosa punzada. Al llegar el momento, cantaron la canción “La muñeca fea”, la canción con más éxito entre las niñas. La niña aguanto el dolor, cerró los ojos con fuerza, y al abrirlos se le cayeron dos lágrimas.
- ¿Cuánto falta? Dijo.
La intervención fue un éxito, visitaron a la niña varias veces durante su convalecencia. Y un mes después fue dada de alta.
Treinta años más tarde, al terminar de comer y pedir la cuenta en un restaurante de Miami (EEUU), la camarera le dijo que estaba invitado por un joven.
- Es lo menos que puede hacer por el médico que opero a mi madre. 

Una de las inquietudes en aquella época de Miliki, era que los jóvenes de países hispanos se felicitaban el cumpleaños con una canción en inglés: el Happy Birthday. Miliki creó la canción Felicidades:

Felicidades “fulano” en tu día,
Que cumplas con sana alegría
Muchos años de paz y armonía;
Felicidad, felicidad, felicidad.

La idea fue un éxito, pero al año, se enteró, que una mujer había registrado su canción, y aparecía como autora. Poco podía hacer Miliki a nivel legal. Así que creo otra canción, que esta vez sí registro:

Feliz, Feliz en tu día;
Amiguito que Dios te bendiga;
Que reine la paz en tu vida;
Y que cumplas muchos más.

En San Juan de Puerto Rico, habían montado el circo. Tenían unos leones, pero como no pudieron meter en el barco el camión donde se alojaban, les fabricaron unas cajas individuales. Para que los leones pudieran estar más cómodos, montaron una jaula en el centro de la pista del circo, y les metieron allí, hasta que empezara el espectáculo. Cuando el espectáculo comenzara, les volverían a guardar en sus jaulas. 
El público comenzó a llegar a las puertas del circo, pero el domador Joaquín Barranco, no había aparecido. Los porteros advirtieron que o abrían las puertas o el público las tiraría abajo. Los leones seguían en la jaula de la pista. Miliki cogió una silla y el látigo del domador y se introdujo en la jaula. 
- No se te ocurra – decía uno.
- Es una locura – decía otro.
Dos guardias del circo desenfundaron sus pistolas. Con una sensación de vacío, soledad y desamparo, Miliki comenzó a hablar a los leones como hacia su domador Joaquín.
- ¡Tula …! ¡Adentro!
Tula se incorporó y se dirigió por el túnel a su cajón individual. Tula, Zara, Sandra, Coco…, y así hasta nueve leones desaparecieron por el túnel hacia sus cajones individuales. 
Tres de aquellos leones le produjeron al domador Joaquín Barranco ciento veintisiete heridas, que le dejaron mutilado del brazo izquierdo. La tragedia sucedió cuando se rodaba en Madrid, una escena de la película Rey de reyes. Uno de aquellos leones sacrificado por un guardia civil, se encuentra en una de las salas del Museo de Historia Natural de Madrid.

En 1949, tenían una actuación en Corinto (Nicaragua). Al no haber hotel, les reservaron alojamiento en una casa particular. La dueña les mostró sus dormitorios. Una habitación para Fofó y Nelson (el representante). Y la otra para Miliki y Gaby.
Al día siguiente durante el desayuno, Fofó preguntó a la dueña, por el señor que por la noche se asomó a su dormitorio. La dueña preguntó por el físico del señor. Fofó le respondió que era un hombre grueso, calvo, mejillas coloradas y gran nariz. La dueña trajo una fotografía, y se la enseñó a Fofó, y este le reconoció.
La dueña dijo:
- ¡Este es mi esposo! ¡Murió hace un año! 

En Honduras, actuaron en el Teatro Nacional de Tegucigalpa. Al acabar la función, fueron a su camerino. Su representante Nelson, les dijo que el Presidente de Honduras y su mujer querían verles. Miliki y sus hermanos fueron a verles.
- ¡Oigan! Quiero decirles, que a este teatro han venido muy buenos actores cómicos; pero nunca habían venido actores tan maricones como ustedes tres. Bueno, qué digo maricones… Ustedes son lo más mariconísimo que ha pasado por este teatro. – dijo la mujer del presidente -.
Miliki y sus hermanos se miraron sorprendidos.
La mujer del Presidente se volvió a un nutrido grupo de señoras y les pregunto: “¿Son o no son estos jóvenes lo más mariconísimo que ha venido a este teatro?”. Las señoras respondieron con gestos de admiración: “¡Mariconísimos…!¡Mariconísimos!
El director del teatro les dijo en voz baja: “En Honduras, maricón es sinónimo de simpático”. 

Al día siguiente de un espectáculo que hicieron en México, recibieron una invitación para acudir a la oficina de Mario Moreno (Cantinflas).
Treinta minutos antes de la cita, Miliki y sus hermanos estaban en una cafetería, desde la que se observaba la entrada de Posa Films, la productora de Cantinflas.
Llegó un vehículo sedán negro conducido por Cantinflas, un hombre apareció por la puerta, y le indicó un hueco de un metro que había en frente de la puerta. Cantinflas comenzó a maniobrar empujando con su sedan a la fila de atrás y luego a la de adelante, hasta que aparco su vehículo.
Durante la entrevista, le preguntaron por una gran fila de personas humildes que entraban por una puerta lateral de la oficina. Cantinflas les dijo, que eran personas sin recursos, que venían con recetas de medicamentos las cuales él sufragaba. “Cuando se agota la caja, toreo en la monumental y la vuelvo a llegar” – dijo Cantinflas.
Un mes después, actuaron juntos en una fiesta sorpresa que ofrecían a un general que regresaba de EEUU. 

A mediados de la década de los 60, su agente en EEUU, les dijo, que les habían contratado para actuar para el vicepresidente de EEUU, Hubert Humphrey.
La gala se celebraba en Davenport a las tres de la tarde, pero debían presentarse en el lugar del trabajo a las diez de la mañana.
Allí se presentaron, les dijeron que el vicepresidente llegaría a la una de la tarde, y la gala comenzaría a las tres. 
Gaby, buscó un lugar calentito al sol, y se acostó a dormir en la alfombra roja, que unía el helipuerto con la entrada al recinto. Colocando el estuche de su pequeño saxofón y el abrigo como almohada.
A la una, llegó el helicóptero con el vicepresidente, las autoridades se precipitaron al lugar de la recepción. Después de saludar, el vicepresidente, se dirigió por la alfombra roja hacía el recinto.
En medio del camino del camino estaba Gaby atravesado roncando a pierna suelta.
Cuando el vicepresidente llegó a la altura de Gaby, soltó una fuerte carcajada, le salto y dijo: “Este sí es un tío sin complejos…! Y continuó hacia el recinto.
Miliki despertó a su hermano y le dijo muerto de risa: 
- Gabriel te has cruzado en el camino del vicepresidente de EEUU. Acaba de saltar sobre ti.
- Déjate de bromas, chaval… ¿A qué hora llega?

Estaban en España poco después de 1975, ensayando en el estudio número 2 de Televisión Española, en Prado del Rey (Madrid), una actuación para su programa “El Gran Circo de TVE”.
La actuación consistía en que Miliki, Fofito y Milikito, tenían un taller de pirotecnia en el comedor de su casa, y habían construido un castillo pirotécnico, con su molinete impulsado por cohetes, para las fiestas de un pueblo. Ya cansados se retiraban a dormir. Fofito llevaba el paquete con la pólvora sobrante, e iba dejando sin querer, un reguero hasta su cama. Se queda dormido con una vela en los dedos, la cual al caerse enciende el reguero de pólvora, que prende el castillo y el molinete con los cohetes.
Los ensayos salieron bien, y cuando va a rodar la escena, el encargado de efectos especiales les informa que nadie fume; que la lata con el sobrante de pólvora se colocará al otro lado del plató.
Comienzan a grabar, y todo va correcto, hasta que el molinete se desprende del castillo y sale girando hacia la lata con la pólvora sobrante al otro lado del plató. 
La explosión fue terrible, siete kilos o más explosionaron de golpe. El fogonazo llegó a más de 20 metros de altura y el ruido fue infernal. 
Los trabajadores de efectos especiales, apagaron el fuego en tres o cuatro minutos. No se llamó a los bomberos. 
Al otro lado de la pared donde se produjo la explosión, estaban entrevistando al profesor Enrique Tierno Galván, quien más tarde sería alcalde de Madrid. No se enteró del suceso real.