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Ocio y Cultura 18/10/2022 · Diego Fernández

10 extractos del libro 'Valió la pena' de Jorge Dezcallar

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"Las revelaciones de quien fue director del CNI durante el 11-M y representó los intereses españoles en tres embajadas clave. 
Jorge Dezcallar quiso ser diplomático desde muy pequeño, fascinado como estaba por las historias que le contaba su tío, el embajador Guillermo Nadal, y por las lecturas de Emilio Salgari. Sus sueños se colmaron con creces y la carrera diplomática de Jorge Dezcallar es casi una vuelta al mundo, con escenarios de actuación tan diversos como Nigeria, Florida, Polonia, Nueva York, Uruguay, África del Norte y el Frente Polisario, la Botsuana del «negro de Banyoles» o el establecimiento de relaciones diplomáticas entre España e Israel. Los apuntes y recuerdos de Jorge Dezcallar incluyen sus años como embajador en el Vaticano; en Líbano, tras el asesinato del anterior mandatario español Pedro de Arístegui, o su misión en Estados Unidos y la participación en la conferencia de Dayton de pacificación de los Balcanes. Dezcallar, que no pertenece a ningún partido y ha tenido cargos de importancia bajo los mandatos de González, Aznar, Zapatero y Rajoy, fue además director del Centro Nacional de Inteligencia, los servicios secretos españoles, justo durante el período en que se produjeron los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004. A él le cupo la responsabilidad de las primeras y decisivas..."
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Detalle de la portada del libro 'Valió la pena' de Jorge Dezcallar

1. Extracto 1

Yo presencié una escena increíble en Túnez, en enero de 1987, cuando acompañé a Felipe González y Bourguiba dio una comida en su honor en el palacio presidencial. Daba pena verle: caminaba como un muñeco, con pasitos cortos y rápidos y sostenido por dos ayudantes de campo llenos de medallas, mientras un grupo de aduladores reía a carcajadas cuanto decía, que costaba mucho entender. Parecía la corte de los Milagros. Lo peor fue cuando se sentó a la mesa y un ayudante de casaca roja con charreteras y cordones dorados situado detrás de él comenzó a darle de comer de un potito; tras cada cucharada, le limpiaba la boca con un gesto enérgico de la servilleta. Pensé que debía de tener los labios en carne viva, a juzgar por la firmeza de aquel militar. De repente, en plena conversación, en la que él no participaba, Bourguiba reclamó la atención de todos dando golpes sobre la mesa con un cubierto; cuando todos le miramos expectantes, preguntó con voz bastante clara: «Et, comment vat-il mon ami le Général Franco?» (¿Cómo se encuentra mi amigo el general Franco?). A esta frase le siguió un clamoroso silencio, de esos que resultan ensordecedores, mientras todos nos afanábamos con nuestros cubiertos y Felipe González le observaba sin dar crédito a lo que acababa de oír.

2. Extracto 2

Otro viaje a Túnez me permitió vivir en primera fila un momento histórico: el 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín y quiso la casualidad que al día siguiente yo acompañara a Fernández Ordóñez a Túnez para ver a Yasir Arafat en una misión de la Troika comunitaria que también incluía a los ministros Roland Dumas, de Francia, y Collins, de Irlanda. Estábamos en Torrejón esperando a que llegara un avión francés a recogernos cuando Felipe González telefoneó a Fernández Ordóñez para comentar lo ocurrido y preguntarle con sorna si no pensaba que ese día iba en la dirección equivocada. El avión era muy pequeño y estábamos todos muy juntos, de forma que desde mi asiento oía la conversación de los tres ministros. Nadie hablaba de Arafat, sino de la reunificación alemana, que los franceses no querían ver ni en pintura. Estaban literalmente aterrados. En la hora y pico que duró el vuelo, Mitterrand llamó tres veces a Dumas: quería la inmediata convocatoria de un Consejo Europeo, y Dumas le decía que ello era imposible sin una adecuada preparación, mientras Fernández Ordóñez, siempre pragmático, argumentaba que la reunificación se produciría sí o sí y que lo mejor que se podía hacer era relanzar la construcción europea para embridar a Alemania, que de lo contrario «se convertiría en un satélite demasiado grande y girando sin control en el centro de Europa», y que también había que meterla en la OTAN.

3. Extracto 3

No era el único en pensar así, aunque yo creo que se equivocan los que consideran que las relaciones con Marruecos se garantizan cediendo a sus presiones, lo que Rabat interpreta como debilidad y constituyen sólo un preludio de otras ambiciones. A Marruecos hay que tratarle siempre con el respeto que merece como gran país que es y con el cariño que deriva de una larga vecindad con tramos de historia compartida, pero también con firmeza y dando un puñetazo en la mesa cuando es preciso porque de lo contrario se te sube a las barbas.

4. Extracto 4

Yo mismo tengo muchas dudas sobre el multiculturalismo porque veo que ha fracasado en todos los sitios y pienso, antes bien, que es el inmigrante quien debe realizar un esfuerzo por adaptarse a la realidad política, social y cultural del mundo al que ha llegado.

5. Extracto 5

Cuando intervinimos en Perejil, París protestó ante los daneses, que ostentaban la presidencia rotatoria de la Unión Europea, por una declaración comunitaria de apoyo a España en la que se pedía la retirada marroquí, y luego impidió una segunda manifestación de solidaridad europea, mientras aconsejaba con insufrible tono paternalista y equidistante a españoles y marroquíes que no nos portásemos como niños revoltosos y que dejáramos de hacer bobadas en una zona tan sensible. A su vez, la reacción de Francia no me parece explicable si no es en un contexto que me atrevería a llamar de celos al ver que España se atrevía a levantar la voz en una región que ellos consideran su zona de influencia o, como dicen, «leur terrain de chasse gardé» (su coto de caza), que queda más cursi, y que les estaba desplazando como primer socio comercial de Marruecos. Así de claro. No hay que olvidar que el Magreb es tradicionalmente una zona donde Francia sigue teniendo una presencia cultural predominante, aunque económicamente estancada y algo menguante ante la mayor agresividad que están mostrando en los últimos años las empresas e inversiones españolas.

6. Extracto 6

Samuel Hadas, un hábil diplomático israelí que en Madrid se ocultaba bajo la acreditación de la OMT (Organización Mundial de Turismo), ha dicho que había más interés por establecer relaciones por parte de España que de Israel, pero la verdad es que fueron los israelíes quienes pusieron a un hombre en España para trabajar por las relaciones y éramos nosotros los que recibíamos fuertes presiones de estadounidenses, de nuestros futuros socios europeos y de múltiples organizaciones de la órbita sionista internacional como AIPAC o el Congreso Mundial Judío.

7. Extracto 7

En Teherán, ciudad que nos preocupaba de manera especial por el carácter del régimen de Jomeini, decidimos instalar una radio que garantizara las comunicaciones, pero los iraníes no la autorizaron y entonces optamos por meterla de matute por una frontera de montaña, no sin algún apuro de última hora, pues se trataba de un armatoste enorme. Nuestros hombres regresaron de Irán con la misión cumplida y con algo de caviar para compensar el mal rato que todos habíamos pasado.

8. Extracto 8

Venezuela mayo 2002
Al final, Chávez me recibió a medianoche, tras tres horas de antesala, y cuando lo hizo pareció disponer de todo el tiempo del mundo para mí, pues pasamos juntos y a solas exactamente dos horas y tres cuartos. Nunca he asistido a un encuentro tan disparatado como aquél, solo con Chávez en un cuarto inmenso que en una de sus paredes exhibía una gran pizarra, tipo colegio, situada detrás de su mesa de despacho. De entrada me espetó: «Oye, chico, ¿dices que te llamas Dezcallar? Uy, qué complicado es eso, te llamaré Jorgito, si no te molesta... Y dime, chico, ¿de dónde tú eres?, ¿de Mallorca? Eso es un equipo de fútbol, ¿no?», y así todo. Yo pensaba que no era posible que aquello me estuviera ocurriendo a mí. Él me explicó que se había hecho militar porque quería jugar al béisbol, que era su gran pasión de juventud, y volviéndose al encerado dibujó con tiza el plano de la casa de su abuela, que tenía un patio trasero donde se entrenaba con un bate tomando como diana el tronco de un árbol, que también esbozó. Como pelotas usaba unos frutos que crecían en otro árbol y cuyo nombre he olvidado. Yo trataba de hablar de ETA y él me interrumpía contándome cualquier cosa y sacando, de forma alternativa, de los bolsillos izquierdo y derecho de su camisa dos pequeños libros: la Biblia y la Constitución Bolivariana, blandiendo en el aire uno y otro, según el caso, para apoyar sus argumentos. La guinda fue cuando me dijo: «¿Tú sabes, chico, lo que a mí de verdad me gusta?». Ante mi mirada de interrogación, se respondió a sí mismo: «Lo que a mí de verdad me gusta es irme a la cama con mi señora...», y yo entonces me alarmé en serio pensando qué iría a contarme ese energúmeno, pero él prosiguió: «... meterme en la cama con mi señora porque ella hace las mejores cotufas de América... ¿Tú sabes, chico, lo que son las cotufas?». Yo asentí, afirmando que nosotros las llamamos palomitas de maíz... «Eso, palomitas, que les dicen ustedes. Pues como te digo, chico, ella hace las cotufas mejores del mundo, nos metemos en la cama y yo alquilo una película americana moderna, de acción..., y nos quedamos juntos en la cama comiendo cotufas y viendo televisión.» Yo no daba crédito a lo que oía. También me contó algún chiste que no puedo repetir. Me pareció un personaje tan simpático como impresentable. Por la mañana descubrí que Chávez no sólo era simpático e impresentable, sino también más falso que una moneda de diez euros, pues los seis etarras que más nos preocupaban, culpables de una treintena de asesinatos, habían desaparecido de sus domicilios durante la noche esfumándose en la manigua.

9. Extracto 9

Recuerdo que, años atrás, cuando estaba con el ministro de Asuntos Exteriores de Gadafi en Trípoli, vi en la pared un mapa del Mediterráneo donde todo el mundo árabe estaba pintado de verde..., igual que media España. Cuando se lo señalé, sin ocultar mi incomodidad por verlo en su despacho oficial, me contestó que aquello era una simple referencia cultural sin la mayor trascendencia. No me lo creí. En opinión de muchos salafistas, lo que un día fue tierra musulmana —lo que ellos llaman «Dar al islam»— debe volver a serlo, y es una obligación trabajar para que así sea, como ha recordado años más tarde el autoproclamado califa Abu Baker al-Bagdadi del Estado Islámico. No son bromas. Ellos consideran que es un deber de todo buen musulmán luchar por su recuperación.

10. Extracto 10

Rodríguez Zapatero, Septiembre 2009
Camino de Pittsburg, el presidente asistió a la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, y pretendió que invitaran a sus dos hijas —que al parecer se morían por conocer a Obama— a una recepción que se ofrecía en el Metropolitan Museum para los jefes de Estado y de Gobierno asistentes. Consulté con Protocolo de la Casa Blanca, donde me dijeron que no era posible porque no estaba previsto y porque la ley americana prohíbe que haya menores en lugares donde se sirve alcohol. En vista de ello, el personal de la Moncloa, deseoso de complacer a su señorito, metió a las crías por la puerta de atrás. Una vez allí, se reunieron con sus padres, y los cuatro lograron hacerse una foto con el matrimonio Obama, que la Casa Blanca, en el colmo de la amabilidad, colgó en su página web, donde la vio todo el mundo. ¡Tragedia!.

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